¿Qué significa realmente pasar tiempo con Dios? Esa es una gran pregunta con una respuesta no tan fácil. Por lo menos en mi caso, esto ha sido una batalla constante durante mi vida cristiana. Mi caminar con Dios ha sido, desde un principio, un proyecto continuo a incrementar pasos de crecimiento. Desde temprano no tenía idea de lo que significaba “pasar tiempo con Dios.” A medida que madure, el concepto continuó eludiéndome y ahora como hombre “maduro” de Dios, todavía no tengo todo calculado.
Pero he aprendido mucho. Sé que no se trata de solo orar sin cesar. Comencé creyendo que “pasar tiempo con Dios” significaba decirle a Él todos mis problemas, preocupaciones, y quejas. Hice esto porque un predicador me dijo alguna vez que Dios quería escuchar mis problemas y preocupaciones y que yo debería hacer eso. Hice esto regularmente por un tiempo hasta que me di cuenta de que no estaba obteniendo nada de esto, y como quiera, ya estaba convencido de que Dios conocía todos mis problemas antes de que yo se los mencionara. Pase muchos de esas veces hablándole en voz alta a Dios. Así es, me sentaba en mi silla mirando hacia el techo y las paredes mientras me quejaba sobre cosas, le pedía a Dios por cosas, y básicamente le dejaba caer todo mi enojo y frustración en un cuarto vacío. El problema con este método es que nunca llegue a una satisfacción o cumplimiento personal después.
Pasar tiempo con la gente, por otra parte, es algo que puedo manejar mucho mejor. Como humano, tengo idea de cuales cosas otros humanos encuentran agradable y satisfactorio cuando pasan tiempo con otros. Voy a hacer una lista de cosas que yo disfruto cuando paso tiempo con otros. Guarde en mente que esta es una lista de las cosas que yo disfruto, pero otras personas puede que tengan una lista un poco diferente, ¿está bien?
- Disfruto conversar sobre temas “profundos” de la Biblia. Por qué Dios hizo esto u otro, lo que la Biblia realmente significa cuando dice una cosa u otra, y otros temas así. Puedo pasar horas discutiendo un tema de interés (esto significa hablar de diferentes puntos y no pelear.) Mas aparte, al final de la conversación, me siento mucho mejor, y probablemente entusiasmado sobre la siguiente discusión.
- Disfruto escuchar las preocupaciones, quejas y problemas de otros y ofrecer soluciones posibles. No me importa la primera parte sin la segunda. Pero, cuando son combinadas, puedo irme de ese momento con otra persona sintiendo que he logrado algo.
- Bromear. El diccionario define esta palabra así, “bromear es cuando se le molesta a alguien jugueteando y ellos juguetean contigo. Yo disfruto bromear porque puedo soportarlos sin enojarme.
- Escuchar un punto de vista opuesto al mío. Disfruto escuchar a alguien explicar por qué creen que yo estoy en lo incorrecto y ellos en lo correcto. No tengo problema en esperar a que ellos hagan un argumento completo antes de que yo diga algo. El beneficio para mi es que yo aprendo mejor sobre su perspectiva, y mejoro para prepararme a responder inteligentemente.
- Disfruto estudiar la Biblia con otros. Prefiero mayormente ser el maestro, pero también disfruto la enseñanza de alguien más quien tenga una mente abierta sobre los temas que enseñan.
Bueno, eso es todo. Esta es mi lista de cosas que yo disfruto haciendo con otros. Aquí está el problema, ¿cuál de estas cosas, si alguna, puedo yo hacer con Dios? Él no me dará una respuesta inmediata a mis preguntas. Él no discutirá (hablará) conmigo sobre esos temas “profundos.” Él no tiene necesidad ni razón de decirme sus preocupaciones, mucho menos, que yo tenga cualquier tipo de solución para las cosas que Dios considera un problema. Me sentiría completamente incómodo intentar bromear con el Creador del Universo. En cuanto a puntos de vista opuestos, Dios ya tiente escritos esos en la Biblia por medio del uso de autores de esos libros. Y finalmente, con respecto al estudio de la Biblia, Dios no “estudia: la Biblia.
Por otra parte, hay algunas cosas que no me gusta hacer con otros.
No disfruto:
- Decirle a la gente lo que ya saben. Señalar a otra persona algo que ya saben es tan divertido como sacarme uno de mis dientes con un par de pinzas, sin medicamento para el dolor. Creo que me siento de esta manera porque a mí también no me gusta que la gente me diga lo que yo ya se. Creo que siento como que ellos me están llamando menso y que no puedo pensar. Y yo ya se algo, entonces no necesito que se me diga lo mismo de nuevo.
- Hablar con otros y no obtener respuestas. Puedo hacer eso yo solo en mi oficina.
- Discutir. Esta vez me refiero al tipo de discusión donde se pelean dos personas y se gritan sobre cosas estúpidas.
Sé que la Biblia enseña que “debemos de echar nuestras ansiedades sobre El y que El cuidara de nosotros,” pero el sentarme en mi silla y decirle mis problemas a un cuarto vacío (sí, yo sé que Dios está ahí) se siente inefectivo para mí. La razón por la cual es que no recibo respuesta inmediata. Yo soy un consejero. Cuando la gente viene a me con sus problemas, ellos necesitan inmediatamente pasos a tomar para resolverlos. Aunque el paso sea pequeño, por lo menos ellos sienten que se dirigen en el camino correcto. Yo puedo “decirle” a Dios sobre un problema o preocupación mía, y puede ser que pasen días, hasta semanas, incluso meses antes de yo piense que recibí una respuesta.
No soy un cristiano inmaduro. No creo que Dios es un tipo de mesero quien está solo ahí esperando sin hacer nada hasta que yo clame hacia El sobre alguna cosa. Pero, me tengo que preguntar, ¿que está incluido en lo que se le llama “pasar tiempo con Dios?”
Me hice esta pregunta una vez y obtuve eta respuesta. El pasar tiempo con Dios debe involucrar hacer los que se disfruta y lo que les place a ambos, a Él y a usted. ¿Por qué esta respuesta? Bueno, yo soy padre y abuelo. Espero con ansias los momentos que puedo pasar con mis hijos (aun cuando ya son adultos y tienen sus propias familias.) Lo que me gustaría sería que vinieran a visitarme y preguntarme sobre mí. Hablar conmigo. Reír conmigo. Quiero ver sus rostros mientras hablan conmigo. Quiero que compartan sus sentimientos conmigo. Y, quiero compartir mis sentimientos con ellos. Quiero abrazarlos cuando ellos lo necesitan o regañarlos cuando les hace falta. Quiero que esos tiempos sean tiempos de satisfacción mutua y de aliento.
Aquí es donde las cosas se ponen serias. No sé qué quiera Dios de una sesión de “pasar tiempo con Dios”. ¿Quiere que le escuche compartir sus sentimientos? No. ¿Quiere o necesita un abrazo a veces? No. ¿Se reirá de mis bromas? No lo sé, porque no puedo escucharlo audiblemente.
Y, hay una pregunta más, “¿Enseña la Biblia que debemos “pasar tiempo con Dios? “
No encontré esas palabras exactas en las Escrituras. Eso no debe interpretarse como que estoy diciendo que no deberíamos intentarlo, simplemente significa que las Escrituras no tienen instrucciones claras sobre cuándo o cómo “pasar tiempo con Dios.” En realidad, la Palabra enseña que Él siempre está con nosotros, que nunca nos abandona y que nunca nos dejará. Sin embargo, se le anima al consejero a hacer el esfuerzo, trabajar en ello, para dedicarse a este “tiempo con Dios”. Como consejeros, a menudo alentaremos a las personas a tomar medidas difíciles hacia la sanidad, el consejero debe ser un ejemplo de una persona que “se esfuerza por alcanzar lo que está adelante.”